jueves, 14 de mayo de 2009

"Los Peques", grácia donde la haya.


Como ya hablábamos fechas atrás, este grupo tiene por buena costumbre realizar anualmente un taller para que los más jóvenes del pueblo empiecen a sentir como suyas las notas de los bailes que desde antaño se vienen heredando de padres a hijos. Y este año no ha sido diferente.
Entre los alumnos que ya eran habituales de otros años y los que se han incorporado en este curso, hemos logrado reunir a más de 40 niños que han hecho las delicias de padres, familiares y público en general que llenaba la plaza del pueblo para ver sus evoluciones.
Y ese es un punto a destacar, la evolución. Porque es tremendamente gratificante observar como esos jovencitos que hace 2 ó 3 años apenas se limitaban a mover los pies cuando les parecía que debían hacerlo, ahora son capaces de memorizar todo un baile y seguir el compás que les marca la música.
Y no hay que olvidar que todo esto lo realizamos sin ser expertos en el digno arte de enseñar y que carecemos de la experiencia necesaria para controlar a tantos niños dentro de un espacio cerrado. Aunque con el paso de los años, nos vamos acostumbrando. Sin duda, merecemos un “Master en paciencia”. Pero, por supuesto, todo esto se olvida cuando ves que lo que has intentado enseñar se ve reflejado en la Plaza Mayor en plenas fiestas. Con un poco de suerte, el esfuerzo que realizamos con el único fin de perpetuar en el tiempo las tradiciones de nuestro tiempo, se verá recompensado con la continuidad de varias parejas de estos jóvenes que poco a poco irán apreciando la riqueza de nuestro folklore.